La ciencia resuelve otro enigma de la evolución humana

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Imagen de Zorro4 en Pixabay

(Sputnik).- El esqueleto de un antiguo primate que vivió hace millones de años ayudó a un equipo de científicos a resolver el misterio de cómo los primeros ancestros humanos podrían haber evolucionado a una postura erguida.

Los huesos del brazo del primate Ardipithecus ramidus, que vivió hace 4,4 millones, fueron comparados con las extremidades de otros primates fósiles, simios y humanos. Esto permitió a los investigadores determinar el tipo de comportamiento locomotor, es decir, el modo que usaban para trasladarse de un lugar a otro y la probable evolución relacionada con los humanos.

Según el estudio realizado por un equipo de científicos de la Universidad de Texas A&M, el brazo del primate tenía una morfología característica semejante a la de los chimpancés y los bonobos, lo que significa que el primate se desplazaba mediante braquiación, es decir, balanceándose entre las ramas de los árboles con la ayuda de sus dos brazos.

Al comparar las especies primates Ardipithecus, de 4,4 millones de años, y Australopithecus, de 3,2 millones de años, también notaron un importante salto evolutivo, pues esta transición se produjo cuando los homininos comenzaron a adaptarse a una postura erguida característica de los humanos.

“Nuestros resultados sugieren que los primeros homininos evolucionaron a partir de un antepasado con un repertorio posicional variado que incluía suspensión y escalada vertical, lo que afecta directamente el rango viable de hipótesis sobre nuestro origen”, explican los autores del estudio.

Además, el estudio añade que este cambio evolutivo en la morfología de la mano entre Ardipithecus y Australopithecusque abre más preguntas sobre la coevolución de las capacidades del uso de las manos de los homininos y el bipedalismo propuesto inicialmente por Darwin.

Algunos estudios anatómicos realizados a principios del siglo XX apoyaron la hipótesis de que los humanos evolucionaron a partir de una criatura que tenía cierto parecido con los simios. Sin embargo, los brazos bien conservados del primate Ardipithecus ramidus, encontrados en Etiopía, han llevado a los investigadores a creer que los homininos tenían un antepasado con una forma más generalizada de primates sin rasgos pronunciados.

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