La Paz, Bolivia (Xinhua).- El futuro gobierno de Bolivia que presidirá Luis Arce, del Movimiento Al Socialismo (MAS), tendrá como principal reto lograr consensos que garanticen la gobernabilidad para superar la crisis económica, coincidieron expertos economistas y politólogos.
El Tribunal Supremo Electoral de Bolivia oficializó hoy viernes el triunfo de Arce, quien obtuvo el 55,10 por ciento de los votos en las elecciones generales del 18 de octubre.
El analista político, experto en estrategias políticas y docente de la Universidad Católica de La Paz, Marcelo Arequipa, dijo a Xinhua que con la victoria contundente del MAS en los comicios del pasado domingo se estaría dando un crucial paso para salir de la crisis política, aunque se mantiene la polarización que tendrá que ser superada con una gestión de consenso, inclusión y reconciliación.
“Pese a que el MAS logró las mayorías absolutas en las cámaras de Senadores y Diputados, es fundamental encarar un proceso de anuencias para encarar la gobernabilidad que se constituye en clave para encarar el proceso de reactivación económica del país”, afirmó.
Para el politólogo, el futuro gobierno boliviano tiene en adelante varios frentes que resolver, pero todo dependerá de que sea capaz de garantizar la estabilidad económica y financiera.
Reconocido como el artífice de las políticas económicas del gobierno de Evo Morales (2006-2019), el ex ministro Arce afrontará desafíos muy distintos a los que tuvo en el pasado, cuando Bolivia gozó de bonanza y hoy se debate en una recesión que prevé un crecimiento negativo por debajo de 7 por ciento.
Arce fue ministro de Economía y Finanzas en la mayor parte de los casi 14 años en que Morales, actualmente asilado en Argentina, estuvo en la presidencia, un periodo en que el país se benefició del “boom de las materias primas”, y el gobierno logró mejorar sustancialmente las condiciones de vida de la población.
El ganador de los comicios presidenciales en Bolivia estuvo a cargo de las finanzas de un país que elevó su Producto Interno Bruto (PIB) de 9.500 millones de dólares en 2005, a más de 40.000 millones de dólares en 2019, y redujo la pobreza de 60 a 37 por ciento, según datos oficiales.
Arce lamentó el pasado martes, en una entrevista con una televisora, que el gobierno interino haya destruido la economía, y que ahora se vean indicadores que estén peor que en la época de la alianza Unidad Democrática y Popular (UDP), de la presidencia de Hernán Siles (1982-1985), cuando Bolivia vivió una de sus peores crisis económicas.
Por tanto, entre sus primeras tareas, según Arce, será la “reconstrucción” del modelo económico.
Sobre este panorama, el presidente del Colegio Nacional de Economistas de Bolivia, Jorge Akamine, manifestó a Xinhua que para encarar procesos profundos de reactivación económica se requiere estabilidad política y social.
“Estas elecciones en Bolivia han dado un gran paso al fortalecimiento de la democracia y estabilidad política. Hay que tener el concurso de toda la población, los actores políticos, económicos, para que apoyen las medidas que pueden resultar en muchos casos duras”, aseveró.
El economista propuso buscar el financiamiento externo para inyectar recursos a la economía, ayudar a las empresas que hasta ahora no han tenido los resultados esperados, como los créditos blandos, dinamizar la economía interna, hacer algunos ajustes a la austeridad, recomponer el aparato productivo y hacer ajustes fiscales.
El economista y director de la Fundación Jubileo, Juan Carlos Núñez, dijo a Xinhua que el nuevo gobierno boliviano tendrá muchos desafíos, pero el preponderante será salir de la recesión económica que atraviesa el país.
Para Núñez, el modelo económico del MAS tiene que profundizarse con algunos ajustes, pues consideró que no es prudente basarse fundamentalmente en la explotación de materias primas, sino diversificar la economía.
Consideró importante un replanteamiento de la inversión pública destinada a la diversificación de la economía nacional, porque a su juicio de eso depende que el país reactive su economía y tenga certidumbre de crecimiento a largo plazo.