¿Coronavirus largo? Qué significa y quiénes están en riesgo

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Foto de Andrea Piacquadio en Pexels

(Sputnik).- Meses después de haber superado el coronavirus, algunas personas pueden continuar con síntomas. Así lo reveló una encuesta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). A la lucha prolongada contra la fatiga aplastante, el daño pulmonar y los dolores de cabeza, se la conoce como “COVID largo”, “persistente” o “prolongado”.

Desde el comienzo de la pandemia, científicos habían empezado a notar que algunas personas que ya no tenían COVID-19 todavía sufrían de algunos signos distintivos de daño. El miércoles 11 de noviembre la SEMG publicó los resultados de una encuesta que corroboró que el coronavirus puede irse, pero que —aún varios meses después de haber dado negativo a las pruebas PCR o serológicas—, en muchas personas persisten sus consecuencias. El padecimiento prolongado afecta increíblemente sus quehaceres.

La encuesta también reveló que el perfil de las personas afectadas es muy diferente al de las personas que superaron la enfermedad en dos o tres semanas: la mayoría son mujeres de mediana edad, sin patologías previas.
Pocas pasaron por el hospital.

“Mujer de 43 años, que lleva más de 185 días con síntomas persistentes de COVID-19 tras haber sido contagiada de la enfermedad en la primera ola de la pandemia”, ese es el perfil más común, destaca la SEMG.

¿Cuáles son los síntomas?

La SEMG registró más de 200 síntomas persistentes que fluctúan en el tiempo, con una media de 36 síntomas por persona. Los síntomas más frecuentes fueron:

Cansancio/astenia: 95,91%.

Malestar general: 95,47%.

Dolores de cabeza: 86,53%.

Bajo estado de ánimo: 86,21%.

Dolores musculares o mialgias: 82,77%.

Falta de aire o disnea: 79,28%.

Dolores articulares: 79,06%.

Falta de concentración/déficit atención: 78,24%.

Dolor de espalda: 77,70%.

Presión en el pecho: 76,83%.

Ansiedad: 75,46%.

Febrícula: 75%.

Tos: 73,2%.

Fallos de memoria: 72,63%.

Dolor en el cuello/en las cervicales: 71,32%.

Diarrea: 70,83%.

Dolor torácico: 70,12%.

Palpitaciones: 69,85%.

Mareos: 69,36%.

Hormigueos en las extremidades o parestesias: 67,28%.

En cuanto a la afectación de los órganos, el 50% de los encuestados tiene

siete áreas afectadas, siendo las más frecuentes:

Los síntomas generales: 95%.

Las alteraciones neurológicas: 86%.

Los problemas psicológicos/emocionales: 86%.

Los problemas del aparato locomotor: 82%.

Los problemas respiratorios: 79%.

Las alteraciones digestivas: 70%.

Las alteraciones cardiovasculares: 69%.

Las alteraciones otorrinolaringológicas: 65%.

Las alteraciones oftalmológicas: 56%.

Alteraciones dermatológicas: 56%.

Alteraciones de la coagulación: 38%.

Alteraciones nefrourológicas: 25%.

Entre las consecuencias de los síntomas prolongados, la SEMG destaca “una incapacidad notable a la hora de realizar actividades de la vida diaria”. Por ejemplo, al 30,43% de los encuestados le supone un esfuerzo o les resulta imposible el aseo personal; al 67,99% la realización de las actividades de casa; al 72,52% trabajar fuera de casa; el 70,12% tienen dificultades para atender a las obligaciones familiares diarias y al 74,65% le supone un esfuerzo o imposible el ocio con los amigos y otras personas.

La encuesta se realizó a más de 2.120 españoles que habían tenido COVID-19 entre el 13 de julio y el 14 de octubre de 2020. Del total de encuestados, 1.834 son enfermos que presentan síntomas compatibles de COVID-19 persistente o de larga duración, con una media de 36 síntomas por persona.

La mitad de los enfermos tenían entre 36 y 50 años, y procedían de las Comunidades Autónomas de Madrid (35%) y Cataluña (30%), que fueron las más castigadas al principio de la pandemia.

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