La extinción de las abejas, otro reto para la humanidad

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Imagen de David Hablützel en Pixabay

Moscú (Sputnik).- Complicado ha sido este 2020, marcado por la presencia del COVID-19 y todas sus implicaciones, pero la humanidad tiene otros problemas muy serios, como es la posible extinción de las abejas, algo que podría acabar con la existencia misma del ser humano.

Y es que el declive mundial en las poblaciones de abejas —a causa principalmente de la acción del hombre—, supone una seria amenaza para una gran variedad de plantas que son fundamentales para nuestro bienestar y nuestros medios de vida, algo que advirtió el año pasado la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en base a los datos disponibles en los Estados Unidos y Europa.

“Las abejas, que están entre las criaturas más laboriosas del planeta, llevan siglos beneficiando a las personas, las plantas y el medio ambiente. Al transportar el polen de una flor a otra, las abejas y otros polinizadores no solo posibilitan la producción de una abundancia de frutas, frutos secos y semillas, sino también más variedad y mejor calidad, contribuyendo así a la seguridad alimentaria y la nutrición”, destacó la FAO con motivo del Día mundial de las abejas, el 20 de mayo.

Acotó que “los países deberían hacer más para salvaguardar unas aliadas fundamentales en la lucha contra el hambre y la malnutrición”.

Recuerda esta agencia de la ONU que “algunos polinizadores como las abejas, las aves y los murciélagos inciden en el 35% de la producción agrícola mundial, elevando la producción de 87 de los principales cultivos alimentarios del mundo, y de muchos medicamentos derivados de las plantas. El 75% de los cultivos de todo el mundo que producen frutas o semillas para uso humano como alimento dependen, al menos en parte, de los polinizadores”.

El hombre su gran enemigo

La agricultura moderna, al intentar erradicar a los insectos, ha provocado que colonias de abejas desaparezcan por completo. Resalta la ONU en su web que la cantidad de abejas y otros polinizadores se está reduciendo en muchas partes del mundo “debido, en buena parte, a las prácticas agrícolas intensivas, el monocultivo, el uso excesivo de pesticidas, la perdida de la biodiversidad, la contaminación y unas temperaturas más altas asociadas al cambio climático, que afectan no solo a los rendimientos de los cultivos sino también la nutrición”.

“Si esta tendencia continúa, cada vez con más frecuencia los cultivos más ricos nutricionalmente como frutas, nueces y muchas verduras serán sustituidos por cultivos básicos como el arroz, el maíz y las patatas, lo que podría derivar en
una dieta desequilibrada”, recalca el texto.

En los últimos años han desaparecido grandes poblaciones de abejas, en Europa, hasta un 30% anual, y en EEUU hasta un 37% de las colonias de abejas melíferas en un solo año.

Para poner en valor la inmensa labor que realizan las abejas, desde 2018 se celebra su día mundial cada 20 de mayo, fecha que coincide con el cumpleaños de Anton Janša, un pionero de la apicultura moderna de Eslovenia.

“La ausencia de abejas y otros polinizadores eliminaría el café, las manzanas, las almendras, los tomates y el cacao, por nombrar solo algunos de los cultivos que dependen de la polinización. Los países deben cambiar a políticas y sistemas alimentarios más amigables y más sostenibles para los polinizadores”, destacó el año pasado el entonces director general de la FAO, José Graziano da Silva, e instó a todos a tomar medidas respetuosas y protectoras hacia estos polinizadores, incluida la de “cultivar flores en casa para alimentar a las abejas”.

Según los expertos, la mayor amenaza para estos insectos son:

la pérdida de su hábitat natural,

el cambio climático,

las malas prácticas agrícolas.

A los que se pueden sumar el avance de las ciudades y la reducción de los espacios forestales, lo que significa menos flores, el alimento de las abejas.

Cuidar las abejas es cuidar al mundo

Aunque en algunos países se usa la frase ‘trabajar como un mulo’, lo cierto es que si se quiere enfatizar en que se trabaja mucho se debería decir que se hace como una abeja. Esos insectos pueden visitar hasta 2.000 flores en un día y como promedio recorren unos 800 kilómetros en su vida.

Más allá del trigo, el arroz y el maíz que son polinizados por el viento, todos los otros alimentos que nos proporcionan nutrientes dependen de las abejas para su reproducción. La FAO destaca que hay 100 especies de cultivos que proporcionan el 90% de los alimentos en todo el mundo, y 71 de ellos se polinizan con las abejas. Sólo en Europa, el 84% de las 264 especies de cultivo y 4.000 variedades vegetales existen gracias a la polinización por abejas.

“La falta de abejas provocaría un efecto en cascada: si no tenemos semillas no tendríamos pasto, ni flores, ni frutas, ni animales que se alimentan de frutas.

Las abejas y los demás polinizadores juegan un rol fundamental en la regulación de los ecosistemas”, acotó a BBC Mundo Carolina Starr, consultora sobre Biodiversidad y Servicios a los Ecosistemas de la FAO.

Para lograr salvar a las abejas, que es también salvar al mundo, en Europa ya se toman medidas como prohibir totalmente el uso al aire libre de tres insecticidas neonicotinoides muy utilizados en todo el mundo en cultivos de maíz, colza, algodón y girasol.

Cada persona también puede ayudar combatiendo el cambio climático y la contaminación. Igualmente con la siembra de flores, y los más atrevidos podrían practicar la apicultura urbana, que es habitual en muchas partes. Es vital contribuir al cuidado de estos maravillosos insectos que tan importantes son para la vida en la tierra.

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