La Navidad, la fiesta de todos será distinta por el COVID-19

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Imagen de Free-Photos en Pixabay

Moscú (Sputnik).- Para millones de personas en el mundo la Navidad es la celebración más esperada y significa el reencuentro con familiares y amigos tras un año de ausencia. Pero esta vez será muy diferente, aunque muchos la afrontan con esperanza porque puede marcar el fin de un año desastroso y inicio de uno que, por fuerza, tiene que ser mejor.

Señalada desde hace siglos por su carácter religioso, primero pagano y después cristiano, la Navidad se ha convertido en la fiesta de todos. Un momento de celebración, de luces, colores, besos y abrazos, de reuniones con la familia y con los amigos. Pero este año nada es igual. La enfermedad COVID-19 causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 detectado a finales de 2019 nos ha quitado esa posibilidad o la ha limitado mucho.

A causa de la pandemia son muchas las personas que han decidido quedarse en casa, sin viajes, ni visitas. Gente que evita el placer de reunirse con los suyos para no poner en riesgo a esos que quiere.

No obstante, también hay millones que ven con esperanza la llegada de estas fechas, pues han marcado el inicio de la vacunación en muchos países, un primer paso para frenar al COVID-19, que ya ha infectado a más de 78 millones de personas en el mundo y se ha cobrado la vida de más de 1,7 millones de seres humanos, según la Universidad estadounidense Johns Hopkins.

Cristiana o pagana

La Navidad es la principal fiesta del cristianismo, que el 24 de diciembre celebra la Noche Buena y el 25 el nacimiento de Jesús de Nazaret, el hijo de Dios. Es un festejo con un mensaje de esperanza, unión, paz y amor.

Lo cierto es que, según muchos especialistas, se desconoce la fecha exacta del nacimiento del niño Jesús —que pudo haber sido entre abril y septiembre, pues era la época en que los pastores sacaban sus rebaños—, pero se sabe que la actual fue impuesta para competir con los festejos paganos que se realizaban en esa fecha, como el día del ‘Sol Invicto’ o nacimiento del Sol.

Aparte de ello en esta fecha también se celebraban cultos a Apolo. Por su parte los romanos festejaban la Saturnalia, que no era más que un festival que representaba el solsticio de invierno, y honraban al dios Saturno, dios del Sol y del fuego. También se relacionaba con la agricultura, pues esta necesitaba el sol para la siembra y las cosechas. El festival de invierno llamaba a este dios del Sol para que volviese y las cosechas siguiesen creciendo.

Por esto, la fecha del 25 queda marcada como opción para desbancar los numerosos cultos solares. El papa Liberio entre el 354 y el 360 fija como inmutable la fecha del 24 al 25 de diciembre como la del nacimiento de Jesús.
Pero para zanjar las discusiones, en 1983 Juan Pablo II dijo que “solo son fechas simbólicas y nunca exactas”, en referencia a las celebraciones navideñas.

Desde hace mucho las personas van más allá de lo religioso y aprovechan los feriados para reunirse con amigos y la familia para festejar. Cada uno respetando sus distintas tradiciones. Lo importante es la unidad, la convivencia y el cariño.

Diversidad de tradiciones

Otra característica de la Navidad es su variedad. En Estados Unidos está marcada por el encuentro familiar y es el momento de repartir los regalos que trae Santa Claus. Tradición que también se vive en algunas partes de de Latinoamérica, aunque la tradición hispana, con fuerte arraigo en la región, marca la entrega de los regalos para el 6 de enero, con la llegada de los reyes magos.

También está la curiosidad rusa, que celebra la Navidad el 7 de enero, pues se rigen por el calendario gregoriano.

Mientras en el hemisferio norte el frío y a veces la nieve hacen de las suyas, al sur la Navidad llega en pleno verano, con altas temperaturas en muchos lugares y un ambiente festivo que se extiende a las playas.

COVID-19 y cautela

Pero por desgracia este año está marcado por la pandemia. Muchos países principalmente en Europa, están viviendo un repunte importante de casos desde finales de octubre o inicios de noviembre, lo que hace más complicado todo.

Las medidas restrictivas limitan mucho el movimiento y reducen la posibilidad de hacer grandes festejos.

Algo que se ha visto agravado tras el anuncio realizado el sábado por las autoridades sanitarias del Reino Unido, que confirmaron la presencia en el sur del territorio británico de una nueva cepa del SARS-CoV-2 que se propaga con más rapidez y podría ser un 70% más contagiosa.

Por tanto, si queremos cuidar a nuestros seres queridos lo más sensato en este periodo de fiestas es reducir la movilidad, usar la regla de las tres M (mascarilla, metro de distancia y lavado de manos) y evitar las aglomeraciones. Todo ello con la mente puesta en que el 2021 será mejor y las vacunas lograrán la efectividad necesaria para detener el avance del virus.

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