El debate de las ‘apps’ y métodos de rastreo de COVID-19

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Imagen de Luisella Planeta Leoni en Pixabay

(Sputnik).- Las medidas para combatir la pandemia de COVID-19 han sido diversas, varias fuertemente criticadas por la ciudadanía. Uno de los métodos que cobró popularidad es el rastreo de personas en peligro de contagio, ya sea personalmente o través de ‘apps’ digitales. El recurso abrió un fuerte debate sobre la privacidad que puso en duda su legitimidad.

Son múltiples y variados los recursos que se han implementado para abordar la grave situación sanitaria que atraviesa el mundo desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Desde sus distintas competencias, científicos, médicos y autoridades políticas se han enfocado en combatir el virus SARS CoV-2, aunque los mecanismos muchas veces no generen consenso.

Así fue el caso del aislamiento social preventivo, que en ciertos países se decretó de modo obligatorio, como ocurre en Argentina, mientras que otros optaron por un aislamiento voluntario.

Hubo incluso casos donde las autoridades gubernamentales, descreídas de la existencia del COVID-19, no tomaron medidas al respecto durante largos periodos de la pandemia, como en Brasil o Estados Unidos.

Ahora, está en debate el uso de los métodos y aplicaciones digitales para el rastreo de casos de COVID-19, que se utilizan en países de Europa, en Estados Unidos, y también América Latina. El eje de discusión está en si se trata de herramientas legítimas, o si violan la privacidad de las personas.

¿Cómo funciona?

Anotar y llamar a los contactos de una persona infectada de un virus no es un método nuevo. “Lo hemos estado haciendo en salud pública durante décadas”, dijo a NPR, la radio pública estadounidense, Marcus Plescia, director médico de la
Asociación de Oficiales de Salud Territoriales y del Estado de Estados Unidos.

Esto es, básicamente, lo que están haciendo los hospitales y servicios médicos de Estados Unidos, así como otros países, ante un caso positivo de COVID-19. Aunque el rastreo puede ser tedioso, ya que depende de cuantas personas convivieron con el paciente infectado y de cuan accesibles sean dichas personas. Por ello, explica Plescia, se pide el teléfono y también la dirección de cada persona.

El “rastreador”, como lo llama, debe contactarse con las personas lo más rápidamente posible y procurar que realicen el aislamiento social pertinente. En los casos que amerita, también, se los vincula con servicios locales para que los alimentos o suministros médicos necesarios les lleguen sin que tengan que salir de su domicilio, por ejemplo, para quienes no tienen a alguien que los pueda ayudar
con eso.

Muchos no se sienten a gusto con estos mecanismos. “Pensarías que si pudieras enfermar a otra persona, te interesaría que esa persona fuera notificada. Pero a algunos les preocupa que los estén espiando”, dice Plescia.

Aplicaciones virtuales

Otra de las modalidades que han surgido son las aplicaciones para indicar, mediante un sistema de GPS, dónde se encuentran las personas que están cursando la enfermedad.

Así lo han hecho países como Corea del Sur, Singapur y China. Aunque su legitimidad ha sido cuestionada por mostrar la localización de cada paciente, han sido efectivas en el control de la pandemia.

Cualquier usuario puede descargar la app para saber si se aproxima a una zona de riesgo, y los Gobiernos, también, pueden asegurarse de quién está cumpliendo con el aislamiento requerido y quiénes no.

Esta clase de mecanismos también abrió el debate sobre si se trata de herramientas legítimas. Durante la implementación de estos mecanismos en países europeos, la Unión Europea exhortó a que se respeten los datos y la privacidad de
los usuarios a la hora de tomar estas medidas.

El experto en derecho digital español Sergio Carrasco habló con el periódico de España ABC al respecto, y subrayó que, con estas aplicaciones “el Reglamento General de Protección de Datos no se deroga”, pero sí que se establece una excepción necesaria por la situación extraordinaria de la pandemia.

Borja Adsuara, abogado especialista en derecho digital, sostuvo al mismo medio que “El Big Data salva vidas. Ha salvado vidas como en Corea, también en China.
Lo malo es la finalidad; si es para salvar vidas bien, pero si es para controlar a los ciudadanos, mal”.

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